viernes, septiembre 08, 2006

Una mega HAE: La incertidumbre del primer año

"Darling I'm flying
I could go, I could go anywhere
but no other love, can take me there"
Heart, No other love

Cuando Ro vino a verme, no imaginábamos que eventualmente su mamá se enteraría del viaje. Un boleto de avión en el bolsillo y el día de lavar se confabularon en nuestra contra. Afortunadamente mi suegra pensó que nos vimos en Morelia donde era el supuesto congreso, pero de todos modos pasamos un mal rato.

Mi suegra pidió sinceridad y Ro se la dio: le contó de mí, le dijo que nos queríamos y que nos estábamos llevando las cosas tranquilamente. Doña Caro (el nombre ha sido cambiado para proteger su identidad) dijo muy contundente: Yo sólo le pido una cosa a ella: que te deje terminar tu carrera. Si se esperan, tienes todo mi apoyo y hasta las ayudo cuando quieran vivir juntas. Después de todo lo que habíamos pasado, su petición sonaba totalmente razonable y hasta nos hacía felices. Le dije a Ro que estaba de acuerdo.

El tiempo pasó volando y en un par de meses cumplíamos nuestro primer aniversario. Me confabulé con uno de sus mejores amigos, quien me hizo el favor de comprar un ramo enorme y le escribí tarjetas y correos llenos de amor.

El 7 de mayo el ramo llegó a su casa con una tarjeta muy discreta, casi en clave y firmada sólo con mi inicial para no despertar iras innecesarias... pero sólo Dios entiende a las suegras.

Doña Caro preguntó quién le había mandando las rosas, Ro le extendió la tarjeta y mi suegra le hizo una escenita. Le dijo que era una falta de respeto a su casa, que cómo me atrevía. Mi pobre novia se la pasó llorando en el teléfono y tuvo que esconder sus rosas porque su mamá quería regalárselas a alguien a quien sí le sirvieran... como si nuestro amor no existiera, como si nuestro aniversario fuera sólo una invención.

No puedo recordar qué fue de nosotras en los meses que siguieron, pero yo pronto cumpliría un año en el trabajo. Dios quiso que en septiembre se abriera un vuelo directo a mi destino y que además estuviera en oferta. Lo platicamos con la taquicardia encima y nos decidimos en dos patadas: nos veríamos en octubre. Pedí permiso, compré mi boleto y ya sólo me quedaba esperar para verla de nuevo.

La distancia nos caía encima de vez en cuando y de pronto discutíamos todo el tiempo. Yo la sentía en otra parte y no podía evitar hacerle reclamos estúpidos que nos hacían discutir y terminar con un cuando nos veamos, lo hablamos. Y conforme más se acercaba la fecha, más sentía que esa frase significaba el fin.

El día llegó y viajé. Llegué a la estación y la sentí más oscura que nunca. Afuera llovía y la desesperación se apoderaba dentro de mí. Por fin Ro llegó y me pidió disculpas, pero yo sólo quería abrazarla muy fuerte y salir de ahí lo antes posible.

Llegamos al hotel y ahí la llené de regalos que le había comprado todo el año pasado. Me esmeré en quererla y hacerla sentir, pero era inútil: sentía un tremendo desgano en ella. No pude dormir toda la noche, pensando en que ella esperaría al último día para cortarme.

Al día siguiente fuimos a ver a unas amigas suyas, paseábamos por las calles y caminábamos calladas, mientras las otras dos no paraban de hablar. Y aunque mi lento caminar nos tenía a buena distancia de ellas, no sabía de qué hablarle... tenía un miedo tremendo de que discutiéramos y termináramos cortando.

- ¿Qué tienes amor?- me preguntaba.
- Nada, estoy cansada.

Fuimos a casa de una de ellas y nos sentamos a conversar. De pronto las amigas querían unas cervezas y se fueron por ellas. Apenas cerraron la puerta, Ro se me vino encima y empezó a besarme apasionadamente. Yo no cabía de tanto asombro... apenas y pude reaccionar. Las amigas no tardaron ni 5 minutos, se burlaron un rato de nuestro cabello revuelto y seguimos platicando:

- Ro, ¿y cómo seguiste del estómago?
- Pues hoy ya me sentí mucho mejor.
- Si porque ayer te sentías muy mal, ¿verdad?
- Ay sí, horrible.

Luego pusieron el fútbol porque había un partido, no me acuerdo si era el clásico o algo así. Yo no tengo gran interés en el fútbol pero a Ro le encanta y si por ella fuera, los vería todos.

Pensé que se la iba a pasar clavada con el partido, pero Ro me jaló para que yo apoyara en ella. De pronto nada importaba porque mi novia me tenía abrazada y me daba besitos. Sentí que a lo mejor no todo estaba perdido.

Al rato una de sus amigas se metió a bañar y la otra se quedó dormida. Estuvimos besándonos despacio y ella me pidió que la abrazara. Luego salimos para ir a cenar pero yo le pedí que pasáramos por el hotel porque necesitaba por lo menos cambiarme de ropa. Llegamos y me di un baño rápido, mientras ella estaba acostada en la cama. Me vestí y me peiné rápidamente y ella me dijo: Ven, tenemos tiempo y me acosté a su lado, abrazándola y apoyando mi cabeza en su pecho.

- ¿Cómo te la pasaste hoy bebé?
- Me la pasé muy bien, me gustó estar contigo así en casa de Mirta.
- ¿En serio mi amor?
- Sí, mi vida

Ro siguió hablándome y yo traía un nudo por todos los sentimientos atorados. Las lágrimas comenzaron a rodar y la voz se me cerraba.

- ¿Qué tienes amor?
- Es que tenía miedo de que me cortaras.
- Ay amor, ven acá, déjame mirarte.

Y bueno, me puse a chillar y a chillar. Ro me abrazaba y me decía: No amor, cómo crees. Si esperaba a que llegaras para que conversáramos pero nunca pensé en terminar contigo. Sólo quería que resolviéramos las cosas más calmadas. Y yo seguía llorando, sacando toda la tristeza que me atravesaba desde hacía días.

- Ay nena, ¿por eso andabas tan callada?
- Sí mi amor.
- Aaaay ¿y qué pensaste ayer que andaba toda desganada?
- Pensé que ya no me querías- más llanto y mocos de mi parte.
- Nooo mi amor, no digas eso, fue porque me sentía muy mal del estómago.

Lloré todavía más y Ro se dedicó a abrazarme y consolarme. Ahora sentía a mi mujer conmigo, que ya hablábamos como siempre y mientras me abrazaba volví a sentirla como mi hogar, como si siempre hubiera pertenecido a sus brazos.

Nos fuimos a cenar y encontramos a sus amigas. Comimos y nos mirábamos y conversábamos, platicando de todo, riéndonos, felices.

Pasamos esos días queriéndonos a puerta cerrada, descubriéndonos, inventando nuevas formas de amarnos. El día de mi partida fuimos a la estación, nos llenamos de besos en el baño y nos despedimos. Cuando salí, me di cuenta de que mi autobús todavía no había llegado. La llamé y ella toda sorprendida:

- ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?
- Sí mi amor, es que todavía no me voy, vente.

Llegó corriendo y nos abrazamos en ese tiempo extra que la vida nos regalaba.

- ¿Estás triste?- me preguntó.
- No, estoy contenta porque pude volver a verte y porque ahora estamos bien.
- Te amo.
- Y yo te amo a ti, cuídate mucho bebé.

Llegó el autobús y me despedí de ella contenta de haberla abrazado una última vez, pero sobretodo feliz de sentir que la llevaba dentro de mí.

Esta historia continuará...

6 comentarios:

  1. Anónimo9:07 p.m.

    Fiu, qué bueno que pude leer este post en la comodidad de mi casa, en donde nadie me puede ver derramar unas lagrimitas.

    Me parece tan linda la historia que hasta me suena irreal. Por eso mismo me da un gustazo leerla: los amores entre mujeres pueden ser tan idílicos como intenso sea el amor entre las amantes ( en el sentido de amadas).

    Ahora entiendo lo de la suegra, je, así son todas, no se preocupen, pero por otro lado, me gustó lo de la idea de que ella se ofreciera a echarles la mano para que se fueran a vivir juntas (adjunte mi cejita derecha levantada). Eso es tener una suegra COOL.

    Un saludo y por favor denle a la historia que me encanta... jijiji

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  2. sigo la historia detale a detalle... espero pronta actualización. Un besote

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  3. Uhh, comentarios, comentarios! Qué emoción :D Siento bien lindo que sigan la historia.

    Asesina: Hablando de historias que suenan irreales, hoy tempranito hablaba por teléfono con Ro y me contó que en una clase le tocó decir cuál era su concepto de pareja. Al final todos se le quedaron viendo con una sonrisa y la abrazaban y ella no entendía porqué. Pero yo le dije: dime cuántas parejas conoces que anden bien, porque andan mal o equis, así ignorándose.

    Creo que el amor suena tan irreal porque anda escaso.

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  4. Anónimo7:41 p.m.

    me gustó mucho tu blog, ya leí varios posts. qué chido que haya lenchas que cuenten sus historias. me reí mucho...a huevo...
    slds!
    *mil.

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  5. Gracias mil :) bienvenida

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  6. Anónimo12:35 p.m.

    Híjoles... a mí también se me salieron un par de lagrimitas, también he pensado un par de veces (al menos) que las cosas entre nosotras están por terminar, pero siempre la vida se encarga de darle un giro de tuerca al asunto y acabamos cada día más encendidas y más enamoradas...

    Amo a mi chica, de eso no tengo ninguna duda, y sé también que nuestra historia recién comienza, y que cada noche escribimos un continuará...

    Besos Chumina... gracias por compartir tu historia.

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