La espeluznante historia de cómo conocí a mi suegra

ADVERTENCIA: Esta historia contiene diálogos fuertes, cargados de intolerancia y homofobia. Algunas frases pueden resultar increíbles, incluso exageradas, quizá hasta le provoquen risa, pero en el momento de la verdad, lo único que provocaron fueron terror y escalofríos. Léase bajo su propio riesgo.

Como les conté, fui a ver a Ro hace poco. Después de mi vuelo y de desayunar con mi comadre Sonby en el aeropuerto, me dirigí directo hacia mi amor. Me encantó verla después de todos estos meses y de nuevo me di cuenta de que el tiempo me hace olvidar algunos de sus rasgos. Me gusta verla y aprenderme su rostro de nuevo.

En el camino platicamos, nos pusimos al día y me gustó sentir que además de novias, somos las mejores amigas. Es como una sensación de que no importa que no nos hayamos visto en meses porque estamos platicando como si nada, como si estuviéramos retomando una conversación que hubiéramos comenzado el día anterior.

Nos instalamos en un hotel y nos la pasamos los primeros días tonteando, casi todo el día en la cama, saliendo a comer tarde, viendo películas, platicando, haciéndonos cosquillas y toda clase de pequeñas cosas que nos hicieran sentir que esa era nuestra rutina, sin prisas, sin obligaciones, haciendo de cuenta que el tiempo no se nos iba a terminar nunca.

Al cuarto día decidimos emprender el viaje y -esta vez sí- irnos a conocer las bellezas michoacanas. Fuimos a Uruapan y pasamos la noche ahí, al día siguiente fuimos a Pátzcuaro y a Janitzio y en la noche nos fuimos a Morelia. Habíamos desayunado y estábamos regresando al hotel para pagar el día, cuando el celular de Ro sonó: era su mamá.

Se suponía que ella estaba con la Chucha y le había dado instrucciones precisas de que no llamara a su casa para que su mamá no se diera cuenta. La Chucha, no sabemos si por un episodio de estupidez temporal causado por su próximo enlace civil, olvidó todo ésto y llamó a casa de Ro. A mi suegra obviamente la cayó como en feria y llamó enseguida a Ro.

-¿Dónde estás?

- Estoy aquí en el mercado con la Chucha.

- No es cierto, no estás con ella. ¡Dime con quién estás! Yo sé con quién estás pero quiero que tú me lo digas.

- Estoy con Chumina*

- ¡Quiero que te vengas ahora mismo para aquí!

Después de que le colgaron estrepitosamente, mi pobre novia quedó como en shock, mirando al vacío, sin saber qué hacer.

- ¿Qué quieres hacer bebé?- le pregunté.

- No lo sé...

- Pues vamos para allá y hablamos con tu mamá. De cualquier manera, algún día tendríamos qué pasar por ésto, mejor ahora que después.

- ¿Estás segura?

- Sí nena, mejor de una vez. Puede que sea algo difícil, puede que sea desagradable pero te la has pasado temiendo este momento desde que empezamos a platicar la idea de vivir juntas, es mejor salir de ésta de una vez.

- ¿De verdad amor?

- Sí, corazón, yo estoy contigo y estoy para apoyarte en todo, no estás sola.

Así que Ro le llamó a su mamá y le dijo que queríamos hablar con ella. La mamá sólo dijo: ¡Ni crea que se va a quedar en esta casa!

Tardamos 2 horas en llegar hasta su pueblo, pero creo que fue el viaje más largo de mi vida.

-¿Qué le vamos a decir?- me preguntó Ro.

- Voy a decirle que quiero presentarme y que quiero que me dé la oportunidad de conocerme, para que por lo menos sepa con quién anda su hija.

- Te va a decir que no le interesa, la conozco.

- Sé que va a ser difícil, pero fuera de que nos diga cosas, no va a pasar nada.

- ¿Y si todo ésto sale mal? ¿Y si me hace la vida de cuadritos? ¿Y si me fuera ya contigo?

- Sería perfecto, yo ahorita voy a ganar más, acabo de salir del clóset con mi mamá y ahorita tengo vacaciones. Podríamos llegar, buscar un departamento e ir comprando nuestras cosas... Nada me haría más feliz que tú vivieras ya conmigo. Y bueno, lo de la escuela, luego ya veríamos cómo podrías revalidar.

Llegamos y me registré en un hotel. Yo ya estaba visiblemente nerviosa, pero antes de salir nos abrazamos muy fuerte y Ro me dijo: Te amo, estamos juntas en ésto.

Caminamos las 4 cuadras que nos separaban de su casa que a mi se me hicieron interminables, el frío y los nervios me calaban hasta los huesos.

Llegamos a su casa, me presenté y saludé a la señora. Pasen, que no tengo mucho tiempo, nos dijo.

La señora estaba visiblemente molesta con mi presencia. Empezó diciéndonos: ¿Por qué me hacen daño? ¿Por qué me hacen ésto? Por más que tratamos de decirle que la intención no era incomodarla, la señora no pudo salirse de ahí. Le dije que mi intención era presentarme y que me conociera para que de menos supiera con quién anda su hija, pero fue muy tajante al responder No me interesa conocerte. Ustedes dos quieren que yo esté feliz y de acuerdo, pero nunca voy a estar de acuerdo. En la Biblia aparece que Dios creó al hombre y mujer para que estuvieran juntos, no mujer y mujer. Y ustedes se andan revolcando por ahí, sin ningún respeto. Lo que ha de pasar en su intimidad ha de ser cosa del demonio. ¿Qué ustedes no temen por su salvación? ¿No temen irse al infierno?

Luego empezó a decirnos que en todas las relaciones siempre hay una abusiva y otra abusada, que yo soy mucho más grande que ella y que me aprovecho de su inocencia, porque ella siente que su hija todavía está muy débil de sus pensamientos.

Yo no sé qué te ha dado ella que yo no supe darte, si te da dinero, cariño o qué se yo. Y tú no sabes -le dijo a Ro- si ella luego no se va y anda con otras mujeres y les saca dinero.


Yo le dije a la señora que yo no soy así, que no soy rica, ni tengo mucho dinero, que igual tengo que trabajar y ahorrar para poder ver a Ro, pero que lo poco que tengo me gusta compartirlo con ella.
Es que ustedes no se respetan, ¿cuántas veces las han visto salir de hoteles y besándose en las calles? La gente las ve y yo me avergüenzo de ti. Nosotras nunca nos hemos besado en la calle, es cierto que una vez una tía de Ro nos vio cuando me estaba registrando en uno y sí, nos quedamos en hoteles, ¿dónde quiere que nos quedemos? Nosotras tratamos de no meternos con nadie y nos quedamos en hoteles para no incomodar a las room-mates.


Ustedes quieren que yo esté feliz y contenta, que tú le llames y me digas: "Señora, dígale a Roci que la amo y que le mando besos". Yo nunca voy a estar de acuerdo con eso, así que háganle como quieran, si quieres irte, vete. Ro trató de convencerla de que no se trataba de eso y que si había esperado todo este tiempo era por ella. Y esta casa no es tuya, no te vas a quedar cuando ella, le dijo su mamá. Yo lo sé y siempre te lo he dicho, no es mía porque tú la construiste con tu esfuerzo y tu trabajo, yo no la quiero, contestó Ro. Como ven, su mamá la desheredó.


Pero si habíamos quedado en algo, ¿qué pasó con el acuerdo que teníamos de que ibas a esperarte a terminar tu carrera? Ro le contestó: ¿Y qué, querías que no nos viéramos todos estos años? ¿Que lo que yo siento no cuenta? Y su mamá le dijo: Mija, los sentimientos se encauzan, en el trabajo, en la escuela, como todo el mundo. Si ustedes dos de verdad se quisieran, entrarían a un convento de monjas y encauzarían lo que sienten hacia Dios.


¿Por qué se hacen daño? ¿Por qué te aprovechas de ella? Si tú eres mucho más grande. Mira, te voy a contar una cosa, el otro día un señor me contó que encontraron a su hija en la prepa besándose con otra fulanita y fue a buscar al papá de la otra a punta de pistola por lo que su hija le hizo a la suya. A mí me ofrecieron que si quería podía desquitarme de ti y de aquí no salías... Ro interrumpió: Si no salía ella, yo tampoco. Y su mamá continuó ...pero no quise, yo soy pacífica y no te estoy amenazando ehhh.


Después de repetir más o menos las mismas cosas pero en otras palabras, se hizo un silencio, así que le dije: Bueno señora, si no tiene nada más que decir, ya me voy. Y me contestó: No pues que ella diga: o ella o yo, tú escoges hija. Tratamos de convencerla de que no se trataba de eso, de que yo no buscaba alejarla de su hija, ni causarle daño, pero la señora no cedía. Le dije: Señora, yo sé que para Roci usted es importante y ella es importante para mí porque yo la quiero y si usted es importante para ella, también es importante para mí. ¿Que a usted no le interesa ser parte de la vida de su hija? La señora sólo meneaba la cabeza pero no decía nada.


Luego me dijo: Te agradezco que hayas venido hasta aquí porque eso requiere valor, se ve que eres educada y pacífica. Sólo te quiero pedir algo, porque ella no me hace caso, a ver si tú sí me escuchas: si de verdad la quieres, déjala en paz, deja de hacerle daño, déjala en paz, déjala...


La señora me preguntó dónde me iba a quedar y le dije que ya estaba registrada en un hotel, dijo que prefería que me quedara en su casa a que nos vieran entrar juntas a un hotel pero Ro le dijo que sólo me iba a llevar y se regresaba.


Caminamos de regreso despacio, yo me sentía muy mal y le dije a Ro:


- La verdad es que ahora entiendo lo difícil que ha sido para ti todo este tiempo. No quiero ni tocarte, no quiero molestar a tu mamá y si quieres que te deje en paz, está bien, yo te voy a esperar.
- No, yo no quiero separarme de ti, que te quede bien claro que yo voy a irme contigo, no sé bien cuándo pero es un hecho, yo quiero mi vida contigo y lo que acabas de hacer es la más grande prueba de amor que me pudiste dar. Sólo necesito que me des un tiempo, una o dos semanas, en lo que se calman las cosas, para decidir cuándo irme contigo. Te amo y ésto que acaba de pasar sólo nos va a unir más. Ahora me doy cuenta de que mi mamá nunca va a cambiar. Había dicho que lo aceptaría pero me doy cuenta de que nunca lo va a hacer.
- De verdad te admiro por lo fuerte que has sido, a pesar de haber crecido así. Te amo nena, yo sólo te voy a dejar en paz cuando tú así lo quieras. Te voy a esperar lo que tú necesites.


Llegamos a la puerta del hotel y nos abrazamos. Por supuesto, ninguna de las dos pudo dormir, nos la pasamos mandándonos mensajitos, ella se sentía muy triste y tenía miedo de ser una carga para mí y que yo ya no quisiera estar con ella. Le llamé al celular y le dije que no dijera eso, que nada me haría más feliz que compartir mi vida con ella. Estuvimos hablando hasta que se calmó. Yo no podía descansar por la tristeza que me embargaba y luego veía la ventana de mi cuarto y pensaba ¿Y si me disparan por la ventana? Creo que nunca había temido por mi vida de una manera tan real.
Al día siguiente en la mañana Ro me llamó y me contó que por supuesto se había ido a dormir molesta y que su mamá lo notó, que en la mañana le había pedido perdón y le dijo: Quiero disculparme con Chumina*, no quiero que ella se desquite contigo. A lo que Ro le contestó: No, si sólo es por eso, no quiero que te disculpes por ella. Discúlpate sólo si de verdad lo sientes. Así que bueno, la señora se mandó disculpar a través de su hija, pero no dejó que fuera a despedirme a la central.


Yo volví de donde venía y me quedé un día por allá con una amiga suya, que me alimentó -no había comido nada desde el día anterior- y me echó porrras. Ese día hablé con mi mamá por teléfono, me platicó sus cosas de siempre, me preguntó un poco por mi viaje y le dije: Fui al pueblo de Ro y conocí a su mamá... fue bien difícil. Mi mamá enseguida cambió el tema, luego me di cuenta de que mi papá estaba junto a ella.


- Mamá, cuando estés sola quiero hablar contigo- le dije.
- Dime de una vez.
- No porque está papá.
- Dime, no voy a decir nada.
- Ro y yo estamos pensando en la posibilidad de vivir juntas, tal vez pronto, tal vez más adelante pero pues quería que lo supieras. ¿Qué te parece?
- Ajá... Cuando llegues al D.F. lo conversamos.


Y bueno, me fui al D.F. y hasta la fecha mi mamá se ha hecho tonta, pero llegué con Chai, quien amablemente me dio asilo y escuchó mi triste historia. Luego vi a Moro y a Poesía, dos grandes amigas-tías-adoptivas y también les conté lo que me pasó. Después me fui a Xalapa con la Lencha y ahí conocí a Saudade, a MC la mujer de Saudade, vi a la Muñe y conocí a Polo, un encanto de hombre. Y a todos ellos les conté lo que me pasó. Llegando a mi tierra, platico con mi mejor amiga y otra vez conté mi historia y cada vez que la cuento no puedo creer que todo ésto me pasara a mí.


Después de unos días en los que la mamá de Ro fue toda miel sobre hojuelas con ella, la señora tuvo una reunión con sus hermanos, les contó lo que había pasado y de nuevo emanó su lado oscuro. Uno de sus hermanos hasta le dijo que por qué no llamó a la policía cuando yo llegué.


Han pasado ya las dos semanas y Ro y yo hemos platicado mucho sobre lo que pasó, sobre nuestros planes, sobre nuestro futuro. En primera instancia platicamos la posibilidad de que ella viniera aquí en 6 meses, cuando estuvieran más calmadas las cosas en su casa. Sin embargo, en 6 meses a Ro sólo le faltaría un año para terminar la carrera t si viniera aquí, sólo podía revalidar la mitad de sus materias, así que decidimos esperar. Ella ya se dio cuenta que lo mejor que puede hacer es seguirle el juego a la mamá y no decirle nada. De cualquier manera sólo la ve los fines de semana porque entre semana se va a la universidad.


Ahorita acabo de colgar con ella, de decirle que la quiero, que la amo. Estamos más cerca que nunca, mucho más unidas, haciendo planes. Dicen por ahí que lo que no te mata, te hace más fuerte y es cierto porque todas estas dificultades nos han mostrado que nuestro amor es auténtico y que cualquier cosa que venga, cualquier desacuerdo, cualquier diferencia será cosa de nada para nosotras. Hemos pasado nuestra prueba de fuego y lo mejor todavía está por suceder.


*Obvio que no dijo Chumina, pero si ponía mi nombre corrían el riesgo de perder el hilo de la historia.