sábado, agosto 26, 2006

Una mega historia de amor épico: El primer encuentro

"Viendo tus ojos puedo descifrar el universo,
el viento suave, el azul del cielo,
al fin lo entiendo"
Tus ojos, Belanova


A partir de ese momento, sentí que todo pasaba en cámara lenta frente a mis ojos: ella se acercó corriendo a mí y pensé: es tan alargada. Yo no pude levantarme. Ella llegó hasta mí, me abrazó y empezó a decirme cosas dulces. Dijo que me amaba y ahí fue cuando reaccioné: yo también te amo.

Me levanté para ir con ella hacia la taquilla de los taxis, alcé la mirada y me quedé en sus ojos: no podía dejar de mirarla. Yo no soy de hacer esas cosas, la verdad es que soy tímida para mirar a la gente cuando la estoy conociendo, pero a ella simplemente no podía dejar de mirarla.

Con los ojos en ella, empecé a tropezarme y ella se reía nerviosa y se apenaba. Llegamos hasta la taquilla y cuando le dieron el boleto me lo dio despacio para poder hacerme una caricia leve en la mano, una caricia fugaz que pudo haber pasado desapercibida para todo el mundo, pero yo la tenía grabada con fuego en mi mano.


Salimos y me preguntó: ¿Cómo estuvo tu viaje? Traté de responderle pero empecé a tartamudear. Un taxista se dirigió a mí y sé que me habló pero yo sólo escuchaba un sonido distorsionado y sentía como cuando despiertas de un sueño y todos los sonidos vuelven de golpe a ti.

Creo que R. me pidió el boleto y lo entregó, la verdad no estoy muy segura. Nos subimos y el taxista acostumbrado a repetir lo mismo todos los días, balbuceó: Conserve su boleto, es su seguro de viaje. Esta vez ella no escuchó, yo le repetí lo que dijo y tomó el boleto: Toma, guárdamelo.

Me dio el boleto y dejó su mano en ese contacto leve, yo estaba mandando un mensaje para decirle a la Lencha que había llegado bien y me quedé paralizada. Me quité el celular de esa mano y las dos nos quedamos en esa caricia suave. Nos tardamos una eternidad sintiendo nuestras manos, familiarizándonos poco a poco, hasta tomarnos la mano. Sonreíamos como imbéciles, como las personas felices que están hasta el hoyo de enamoradas. Le platicaba de mi viaje, nos mirábamos, nos apenábamos. ¿Y el taxista? Bien gracias. No tengo la más remota idea, ni me importa.

Nos bajamos y otra vez mi impulso de verla fue más fuerte que la necesidad de ver el camino, así que tropecé en todos y cada uno de los relieves del piso hasta que llegamos al hotel. Cuando me registré en el hotel, tenía que llenar una hoja con mis datos. Me quedé viendo el papel y mi mente estaba en blanco. Leí Nombre y le dije: ¿Cómo me llamo? Tuve que pedirle que llenara la hoja por mí: estaba completamente bloqueada. Me entregaron una toalla, las llaves, jabones, esas cosas clásicas de hotel. Ella tomó mi maleta y entramos al cuarto.

Mi corazón de chumina latía fuerte cuando la puerta se cerró, ella asentó la maleta y me miró, me dijo algo que más tarde supe fue un Ven y su mirada se transformó en un imán que me hizo acercarme hacia ella. Yo seguía abobada, con la toalla, las llaves y los jabones llenándome las manos. Ella me tomó y me besó con pasión. Yo quería abrazarla y tocarla, pero no podía, tuve que pedirle tiempo para asentar todas las cosas desesperadamente y sacar todas las chucherías que traía en los bolsillos. Ahora sí, comencé a besarla y acariciarla.

Yo llevaba por lo menos un año de celibato involuntario y 3 meses de calentura con ella, así que imagínense las chispas. Ella se dobló y terminamos en la cama acariciándonos y besándonos. Comenzó a tratar de quitarme la ropa, pero resultó que la que tenía habilidad de deshacerse de la ropa era yo: en un rato ya la tenía prácticamente en bolas y yo seguía vestida, las dos riéndonos. Me pidió ayuda y comencé a desvestirme despacio, nerviosa.

Me desabroché el pantalón y ella empezó a bajarme los calzones despacio. De pronto empezó a reírse y me dijo: ¿qué hace ésto acá? En su mano estaba mi tarjeta de débito que brincó oportunamente de mis calzones. Yo me empecé a reír porque no me acordaba que me había guardado la tarjeta ahí cuando llegué al DF.

Hicimos el amor despacio, sin prisas, con caricias dulces. Recuerdo que ese día se subió encima de mí y se detuvo un rato para mirarme. Todo asomo de duda, miedo e inseguridad desapareció de mí porque en ese instante, no sé cómo ni porqué, supe que me amaba.

Nos quedamos un rato así acostadas, abrazadas, viendo la tele, cantando, riendo, platicando cualquier cosa porque éramos felices, qué importaba todo el mundo si yo estaba con ella.

Fue un viaje hermoso, paseábamos por esas calles chiquitas llenas de colores, comíamos cualquier cosa, le robaba besos cuando podía, platicábamos, nos reíamos juntas. Yo la veía caminar feliz, radiante y me sentía inmensamente feliz. Íbamos a algún lugar durante el día y luego nos encerrábamos en el hotel para querernos todo lo que no podíamos en la calle.

El último día llegó con unas flores bellísimas que yo me llevé en el viaje de regreso y me llenaron de polen cuando dormía. Ese día decidimos no salir, nos la pasamos platicando, con el deseo de detener el tiempo y quedarnos juntas para siempre. Ella me abrazó y se puso a llorar:

- No quiero que te vayas.
- Yo tampoco quiero irme.

Traté de contenerme, de consolarla, de hacerla sonreír. Yo me sentía dichosa por haber tenido la oportunidad de estar con ella, no quería que estuviéramos tristes. De cualquier manera no aguanté y en la noche era yo quien lloraba desconsolada, el corazón me dolía como nunca.

¿Y si te quedas? Mi mente hizo cálculos pero yo sabía la respuesta: No puedo, no tenía nada que ofrecerle y en cambio tenía un montón de responsabilidades esperando a mi regreso.

Me dio un trabajo espantoso separarme de ella y dejar de abrazarla, la miré hasta el último segundo mientras me alejaba y me rodaban las lágrimas por la cara. El viaje de regreso fue largo y triste, pero nos mantuvimos en contacto, me hablaba al celular para decir cuánto me extrañaba.

Cuando llegué, una amiga estaba esperándome, me llevó a mi casa y nos sentamos a platicar en la sala. En ese momento, mi amiga abrió el periódico y mi gata se acercó para que la acariciara. Qué gorda está Xena, pensé.

Yo no tenía idea, pero en ese momento grandes cosas se gestaban en mi vida porque sí, porque la felicidad cae en cascada: en la madrugada mi gata dio a luz y en el periódico estaba el anuncio del que sería mi trabajo en menos de una semana.

Cinco gatitos minúsculos y adorables, un trabajo como el que yo había soñado y la fuerza de su amor dentro de mí y ése era tan sólo el comienzo de lo mejor de mi vida.



Ésta historia continuará... cuando tenga tiempo.

20 comentarios:

  1. Hola lencha, eres de polivoses o algo asi?

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  2. Shuuuminaaa!!! A mi me conmovio mushooo (no anda Morito por aqui verdad) la neta como ya se dije es envidia de la buena tener tan hermosos momentos como los que describio en esta tercera entrega, y sabe que pido maaaaas!!!!

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  3. Que linda tu historia... creeme que me acorde de muchas muchas cosas...
    Saludos ;)

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  4. Anónimo6:06 p.m.

    ahhh, las lágrimas me han resbalado por los cachetes...

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  5. Anónimo8:15 p.m.

    WooOooOow!!!! no tengo ni palabras ni pensamientos para describir lo que senti al leerla.Kreo ke es una de las historias mas bellas que he leido, o mas bien que he vivido.Espero poder seguir eskribiendo esta historia, nuestra historia =).TE AMO.

    pd. (Si la chucha supiera ke estas usando su palabra ya te estaria kobrando regalias)

    pd2 Ah!! y la neta que el blog les kedo de pok , saludos a la lencha.

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  6. Yo te amo a ti mi beba :D te adoro.

    PD: La Chucha jamás va a saber jajajjaja, sólo le voy a decir si le dices lo de su cama.

    PD 2: Gracias mi vida :)

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  7. Anónimo8:23 p.m.

    jajajajaja no manches , si le digo me ahorca, kallate!!, no ademas lo uniko ke haria seria kuestionarme asi es ke mejor SHHHHHHH!! voy a hacer ke ahorres las regalias jaja , no puedo kreer ke la chumina ya sea internacional jaja , empezo siendo muy modesta y rural ahora ya es toda una diva

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  8. Jajjajajajajja ay amor, cómo me haces reír! Es cierto, la Chumina pasó de pueblerina a cosmopolita.

    Te amo niña, me encantas ^-^

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  9. Jajaja qué? polivoces??? y ahora eso a qué viene?

    ja!

    Cuánta melosidad hay por acá!!! and I love it!!

    SAludos RO, gracias por dejar que leamos tu historia también!!!!

    Chuminis!!!! te la bañaste!

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  10. Anónimo10:13 p.m.

    Hey!!! ¿Y no te diste un bañito antes de cuchiplanchar? jejeje digo ya sabes comoe s una de preguntona

    Por cierto tu historia está re-linda..

    Un abrazo inmenso Chumina y besitos varios para la Lencha

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  11. Anónimo10:32 a.m.

    q buena historia chumina.. jaja eso de la tarjeta es muy gracioso.. lo q hacen los nervios..!!!..

    gabrielo..

    y espero la cuarta parte..

    iu.

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  12. Jajajajjaj eso de cuchiplanchar y bañarse suena a De la Maza.

    De hecho yo le había dicho a ella, antes de emprender el viaje que llegando quería bañarme, pero ella dijo que no me iba a dejar... y logró su objetivo ^-^

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  13. awwmuy linda historia, siguela, me muero por saber qué más pasó
    besos

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  14. Jajajajjaja, no me odies Gabriel ^-^ esta vez por lo menos la historia tiene una especie de final. Si contara todo estarias días leyendo y entonces me odiarías por no dejarte descansar ;)

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  15. Te digo que es muy parecida a lo que estoy viviendo ahorita con Shin, me suena tan conocido, tan cercano.
    Esperare la siguiente parte de la historia con ansias.
    Abrazos, Chumi!!!

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  16. Anónimo11:06 p.m.

    Wow tienes buena imaginacion :P jaja esta cool eso de memoirs of a lencha!

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  17. Anónimo11:07 p.m.

    Por cierto BELANOVA ES LO MEJOR

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  18. ¿Por qué tengo buena imaginación? Si es por la historia, no me costó nada inventarla, es caso de la vida real jajajaja.

    Y sí, Belanova rules!

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  19. Anónimo10:42 a.m.

    Ay ay ay... Yo quiero una historia así... bueno, me falta vivir esta tercera parte, pero creo que será muy parecido a lo que has vivido tú... y es que tengo tres meses con mi niña, meses en los que hemos vivido cosas intensísimas, dificilísimas, pero hemos superado todo todo...

    Ay ya quiero que sean finales de Agosto... entonces podré tenerla al fin entre mis brazos...

    Gracias Chumi por esta hermosísima historia de la vida real...

    Comandante.

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  20. Anónimo3:37 a.m.

    Sé que estoy leyendo esto con imperdonable atraso, ni modo no lo encontre antes. No puedo creer que hayas puesto ese fragmento de la cancion de Belanova, es el himno que le canto a mi seño Mojarra. Recuerdo perfecto el dia que escuche esa cancion, donde estaba y que estaba haciendo y de inmediato pense, puta! esa cancion la pude escribir yo (si tuviera oido musical claro). La Chumina-Ro historia es muy bella y real como pocas lo son. Soy afortunada protagonista de una de esas historias, en la que doña Mojarra y yo ya vamos para los 4 años y cada vez se pone mejor, la calentura no baja. Ella k nunca se habia salido de su casa me siguió hasta el desierto. Y yo la seguiría hasta donde hiciera falta. Un abrazo desde el exilio, Keru

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