martes, septiembre 11, 2007

La Bella y La Lencha

Érase una vez un mercader que, antes de partir para un largo viaje de negocios, llamó a sus tres hijas para preguntarles qué querían que les trajera a cada una como regalo. La primera pidió un vestido de brocado, la segunda un collar de perlas y la tercera, que se llamaba Bella y era la más gentil, le dijo a su padre: "Me bastará una rica papaya cortada con tus manos". El mercader partió y, una vez ultimados sus asuntos, se dispuso a volver cuando un huracán, Dean para ser exactos, le pilló desprevenido.


El viento soplaba y su caballo avanzaba fatigosamente, la lluvia caía a cántaros. Muerto de cansancio y de frío, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del bosque, ok, no era en el bosque, era en medio de Jalapa, Veracruz. A medida que se acercaba a ella, se dio cuenta de que estaba llegando a un castillo iluminado.

"Confío en que puedan ofrecerme hospitalidad", dijo para sí, esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la puerta estaba entreabierta y, por más que llamó, nadie acudió a recibirlo. Entró decidido y siguió llamando. En el salón principal había una mesa iluminada con dos candelabros y llena de ricos manjares dispuestos para la cena. El mercader, tras meditarlo durante un rato, decidió sentarse a la mesa; con el hambre que tenía consumió en breve tiempo una suculenta cena. Después, todavía intrigado, subió al piso superior. A uno y otro lado de un pasillo larguísimo, asomaban salones y habitaciones maravillosos. En la primera de estas habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y había una hamaca que invitaba al descanso, se le quedó viendo pues se le hizo un detalle muy original para dormir pensó que en su tierra podría tener éxito vendiéndolas y descubrió que eran hechas en Yucatán, a huev… Made in Yucatán by Chumihamacas.

Era tarde y el mercader se dejó tentar; se acostó sobre la hamaca y quedó dormido profundamente. Al despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta. El mercader desayunó y, después de asearse un poco, bajó para darle las gracias a quien generosamente lo había hospedado. Pero al igual que la noche anterior, no encontró a nadie y, agitando la cabeza ante tan extraña situación, se dirigió al jardín en busca de su caballo que había dejado atado a un árbol, cuando un hermoso papayal atrajo su atención.

Se acordó entonces de la promesa hecha a Bella, e inclinándose cortó una jugosa papaya. Inesperadamente, de entre la espesura del papayal, apareció la Lencha que iba vestida con un bellísimo atuendo compuesto por una capita color fucsia y una estola de plumas multicolores; con voz profunda y terrible lo amenazó:

-¡Desagradecido! Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y dormido en la hamaca que la bitchie de mi comadre me regaló y, en señal de agradecimiento, ¿vas y robas mis papayas preferidas? ¡Te mataré por tu falta de consideración!

El mercader, aterrorizado, se arrodilló temblando ante la Lencha que se comportaba como una bestia:

-¡Perdóname!¡Perdóname la vida! Haré lo que me pidas! ¡La papaya era para mi hija Bella, a la que prometí llevársela de mi viaje!

La Lencha retiró su hermosa estola de plumas del cuello del inocente mercader.

-Te dejaré marchar con la condición de que me traigas a tu hija.

El mercader, asustado, prometió obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader llegó a su casa llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero después de haberles contado su terrorífica aventura, Bella lo tranquilizó diciendo:

-Padre mío, haré cualquier cosa por ti. No debes preocuparte, podrás mantener tu promesa y salvar así la vida! ¡Acompáñame hasta el castillo y me quedaré en tu lugar!

El padre abrazó a su hija.

De esta manera, Bella llegó al castillo y la Lencha se la cogió de forma inesperada, perdón, la acogió de forma inesperada: fue extrañamente gentil con ella. Bella, que al principio había sentido miedo y horror al ver a la Lencha, pues tenía un tremendo bigotazo al que no había rasuradora, rastrillo, cera, tratamiento de depilación laser con Gabriel Soto incluído que lo hiciera desaparecer, y no tenía bubis y si mucho pelo en pecho, poco a poco se dio cuenta de que, a medida que el tiempo transcurría, sentía menos repulsión. Le fue asignada la habitación más bonita del castillo y la muchacha pasaba horas y horas bordando cerca del fuego. La Lencha, sentada cerca de ella, la miraba en silencio durante largas veladas, los únicos testigos del amor que iba naciendo en la Lencha eran sus chones húmedos y, al cabo de cierto tiempo empezó a decirles palabras amables, hasta que Bella se apercibió sorprendida de que cada vez le gustaba más su conversación. Los días pasaban y sus confidencias iban en aumento, hasta que un día la Lencha osó pedirle a Bella que fuera su esposa, bueno no tanto, sólo que tribadearan un poquitin.

Bella, de momento sorprendida, no supo qué responder. Pero no deseó ofender a quien había sido tan gentil y, sobre todo, no podía olvidar que fue ella precisamente quien salvó con su sacrificio la vida de su padre.

-¡No puedo aceptar! -empezó a decirle la muchacha con voz temblorosa-, si tanto lo deseas...

-Entiendo, entiendo. No te guardaré rencor por tu negativa.

La vida siguió como de costumbre y este incidente no tuvo mayores consecuencias. Hasta que un día la Lencha le regaló a Bella un super espejo con magipoderes.

Mirándolo, Bella podía ver a lo lejos a sus seres más queridos. Al regalárselo, la Lencha le dijo:

-De esta manera tu soledad no será tan penosa.

Bella se pasaba horas mirando a sus familiares. Al cabo de un tiempo se sintió inquieta, y un día la Lencha la encontró llorando a moco tendido cerca de su espejo mágico.

-¿Qué sucede? -quiso saber nuestra mostachona co-protagonista.

-¡Mi padre está muy enfermo, quizá muriéndose! ¡Oh! Desearía tanto poderlo ver por última vez!

-¡Imposible! ¡Nunca dejarás este castillo! -gritó fuera de sí la Lencha, y se fue.

Al poco rato volvió y con voz grave le dijo a Bella (si, con voz grave, tan grave que alguna vez en el Hotel Melocotón la confundieron con un muchachón):

-Si me prometes que a los siete días estarás de vuelta, te dejaré marchar para que puedas ver a tu padre.

-¡Qué bueno eres conmigo! Has devuelto la felicidad a una hija devota -le agradeció Bella, feliz.

El padre, que estaba enfermo más que nada por el desasosiego de tener a su hija prisionera de la Lencha en su lugar, cuando la pudo abrazar, de golpe se sintió mejor, y poco a poco se fue recuperando. Los días transcurrían deprisa y el padre finalmente se levantó de la cama curado.

Bella era feliz y se olvidó por completo de que los siete días habían pasado desde su promesa. Una noche se despertó sobresaltada por un sueño terrible. Había visto a la Lencha muriéndose, respirando con estertores en su agonía, y llamándola:

-¡Vuelve! ¡Vuelve conmigo!

Aunque aquí entre nos, no se estaba muriendo, la Lencha estaba a todo lo que daba entretenida con su orgasmeitor de 5 velocidades y lo que vio la pobre Bella en su sueño eran los estertores de… un orgasmo !!

Fuese por mantener la promesa que había hecho, fuese por un extraño e inexplicable afecto que sentía por la Bigotona, sorry, la Lencha, el caso es que decidió marchar inmediatamente.

-¡Corre, corre caballito! -decía mientras fustigaba al corcel por miedo de no llegar a tiempo.

Al llegar al castillo subió la escalera y llamó. Nadie respondió; todas las habitaciones estaban vacías. Bajó al jardín con el corazón encogido por un extraño presentimiento. La Lencha estaba allí, reclinada en un árbol, con los ojos cerrados, como muerta, pero muerta de cansancio pues estuvo dale que dale con el famoso juguetito por más de una semana. Bella se abalanzó sobre ella abrazándola:

-¡No te mueras! ¡No te mueras! ¡Cuchiplancharé contigo!

Tras esas palabras, aconteció un prodigio: el horrible bigote de la Lencha desapareció y junto con el en el acto aparecieron unas tremendas, grandes y firmes bubis.

-¡Cuánto he esperado este momento! Un brujo italiano muy maléfico de nombre Tiziano Perro me transformó en ese monstruo bigotón de pelo en pecho, y se robó además mis encantos delanteros, y sólo el amor de una joven que aceptara cuchiplanchar conmigo, tal cual era, podía devolverme mi apariencia normal.

Se celebró la boda, falsa por supuesto, ya que la Lencha es una princesa encantadora que le encanta la putería (y que al igual que el Príncipe Encantador de Shrek es “metrosexual”) y que quiere darle cariño a cuanta lesbiana se tope en su camino, pero por haber recobrado su sexosa apariencia quiso que, para conmemorar aquel día, se cultivasen en su honor sólo papayas y melones en su lindo jardín.

13 comentarios:

  1. QUE RISA! QUE RISA! QUE RISA! jajajajaja ay que bueno....jajaja lo que vio fue un orgasmo jajaja que clases de cara hacia esa Lencha, ah!! jajaja (si.. me sigo riendo jajaj)

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  2. jajajajajaj es muy bueno no manches... una ovacion.. y un beso

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  3. JAjajajajajajjajjajajajajajajajajajajajajjajajajajajajajajajajajajajajaajjaa

    pinche lesbicienta te las jaloneaste!!!!

    muy buen cuento como siempre mi lesbicienta me pongo de pie ante ti

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  4. JAJAJA
    pinche lesbicienta
    no mamar..
    "cuchiplanchare contigo!"
    jajajaja

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  5. jajaja!!

    es la onda!!

    zta mui padre jejeje
    i a poko la lencha si
    le da amor a todas??

    dnd m apunto jajaja

    muakz!

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  6. jajaja es la neta lesbicienta!!!

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  7. Okey, Lesbicienta... dime qué clase de hongo ingeriste. Sí que te pegó fuerte. En buena onda, no andes probando todo lo que la Lencha te da.

    Jajajajaj... muy bueno el cuento.

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  8. este, donde me formo????
    jajjajaja, buen regreso lesbi, saludos y abrazos

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  9. Anónimo4:46 p.m.

    hahaahha.
    lindo señorita lesbicienta =).
    ya tenía tiempo queriéndola leer, ahora por fin me deleitas con tu cuento.. hahahaha. tiene mensajes ocultos o algo así ? hahaha. en fin. que esté bien señorita =).
    y todas las lectoras del blog tmb.

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  10. Excelente dominio de la pluma lenchil. Ojalá me hubieran contado esos cuentos de pequeña... estaría más sana y más cuerda. Lesbicienta, mereces el premio Princesa de Asturias.
    Kerubina

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  11. jajajajajajajaja
    jajajajajajajaja
    jajajajajajajaja
    NOOOOOOOO MAAAAAAAAAAAAAAA
    NO MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    NOOOOOOOMAMESSSSSSSSSSSSSSS JAJAJAJA
    QUE RISA, TE LA JALASTE GRUESO LESBI!!!!!
    BUENISIMO!!!!
    BRAVO BRAVO!!! :D

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  12. Anónimo9:37 p.m.

    "Cuchiplancharé contigo" jajajajajaja está buenisimo el cuento jajajaja el q mas risa me ha dado, no maaaa... y dicen q yo tengo imaginación jajaja
    Keep rockin! waaaaaaa Que risa!!!

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  13. Anónimo7:17 p.m.

    ... que cosa... no pude ser en mi tanta risa...
    me muero de risa... como es que sucede..
    recien empece a leerlas y ya soy adicta..
    su su fans, soy su fans!!!!..

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