Campaña pro-buga

Con eso de que mi hermano se va a casar, mi mamá tiene sus baterías enfiladas hacia lograr la máxima buguez en mí. Siempre fastidió con la cuestión del arreglo personal pero ahora es la primera vez que nos toca un evento de esta naturaleza, con el conocimiento confirmado de que soy gay.

Mi madre fastidió durante meses y meses con la cuestión del vestido, que yo obviamente lo vi con sólo un mes de anticipación. Digo, ¿para qué estresarme antes? ¿Qué tal que luego cambio de talla sin querer y ya no me viene?

Pero bueno, el vestido es apenas la punta del iceberg. En estas últimas semanas me he estresado buscando zapatos, el brassiere perfecto, la faja, el maquillaje (por lo general uso tonos más claros) y claro, los accesorios.

Antier sólo me faltaba ver un par de detalles: unas sombras de ojos y los accesorios, o sea el collarcito famoso. De paso quería ver un brassiere strapless (no strap-on, malpensadas) para un evento posterior.

En pos de la convivencia madre-hija, que tan escasa andaba, le pregunté a mi mamá si quería acompañarme al centro comercial. Mi mamá por supuesto se apuntó y acto seguido no resistió la tentación de tratar de abugarme.

- ¿Ya pensaste qué aretes te vas a poner?
- Pues no me voy a poner, tengo los hoyitos cerrados.
- ¿Segura los tienes cerrados?
- Sí, segura.
- No puede ser que estén cerrados, si se ven todavía.
- Mamá, es como un ombligo: la cicatriz está ahí, pero eso no quiere decir que esté abierto.
- A ver, déjame intentar.
- Mamá, en serio, están cerrados.
- A lo mejor sólo están un poco cerrados...

Mi mamá regresó, no sólo con un par de aretes, sino también con un botecito de vaselina.

- Mamá, qué terca eres, sólo me vas a lastimar.

Después de 4 intentos (adelante y detrás de cada oreja) y de muchos "auch", me dijo:

- No pues sí están cerrados.
- Te lo dije, pero no me hiciste caso.
- Pero, ¿qué aretes vas a usar?
- No sé, de esos que se pegan.
- Pero ¿cómo se pegan? Luego no te los vas a poder quitar.
- Se pegan como se pegan tus pestañas postizas, ¿acaso las pestañas se te quedan pegadas para siempre?

Ya estando en la plaza, mi mamá se dedicó a preguntar a cuánto vendedor pudo, fuera del negocio que fuera, dónde vendían aretes que se pegan. Resultó que no habían de esos que se pegan, pero que sí vendían de imán, nada más que ya se habían acabado. Mi mamá por supuesto, no podía rendirse a estas alturas del partido:

- ¡Ya me dijeron de un lugar donde te perforan las orejas!
- Sí, ah lo vemos...

Fuimos a una tienda de accesorios y escogí un collarcito con brillantitos de fantasía que combinara. El collarcito incluía un par de aretes.

- ¿Y cómo te vas a poner los aretes?
- Pues no sé.
- ¿Vamos a que te los perforen?
- Mmm...
- ¡Yo te lo pago!

Llegamos a una tienda de tatuajes y piercings y nos atendieron los típicos freekies tatuadores. Ver a mi mamá platicando con ellos fue toda una experiencia.

Cuando dijeron el precio por cada perforación, a mi mamá se le saltaron los ojos. Por supuesto, cada una incluía un aretito de acero quirúrgico que garantiza que la oreja no se infecte y sane correctamente.

- Pero yo traigo los aretes...
- Sí pero esos son de fantasía, corre el riesgo de que se le infecte.
- ¿Y si trajera otros?
- Tendrían que ser de oro de 14 kilates.
- Puedo traerlos después...
- Sí y ya después de 3 semanas, ya puede usar los otros sin problemas.
- ¿Y no puede usarlos en una semana? ¿Aunque sea un ratito?
- Sí puede, pero su oreja puede no quedar bien.
- Ok, estamos hablando de mis orejas. Mejor vamos a salir, lo pensamos y volvemos después.

Le dije a mi mamá:

- ¿Sabes qué? No vale la pena, vas a pagar y de todos modos no me voy a poder poner los aretes. No quiero correr el riesgo de que se me caiga una oreja.
- Pues sí, ni modos... ¿Y qué te vas a poner el día de la boda?
- ¿Es indispensable que use aretes?
- Mmm, pues no...
- Bueno, pues no uso aretes.
- ¡Ya sé! Cuando te hagan tu peinado, te pueden dejar unos chorritos chulísimos así a los lados, como los que te hicieron en tu graduación y así te tapan las orejas ¡y no se nota que no traes aretes!
- Sí mami, ah lo vemos...

Ay quienes simplemente no tienen remedio... mientras tanto yo ando sintiéndome medio travesti. Hoy fui a mi prueba de vestido y creo que me veía bien, dentro de toda la jotería.

Y aquí sigo, usando los tacones un rato en la oficina para ir entrenando mis pies y no sufrir el mero día de la boda... Siento que me veo como Bart Simpson cuando le enseñaba a Lisa como andar en tacones.