jueves, julio 10, 2008

El reencuentro con Ro, parte 3

Llegamos a la esquina de Amberes con Reforma, saludamos a Vitta y a Angie de Lesméxico que andaban con tremenda pancarta. Ellas nos dieron volantes de la fiesta que tendrían en la noche y quedamos de verlas ahí. Una alzaba la vista y era un hervidero de gente hacia donde se mirara.

Ro y yo empezamos a ver chucherías, vendían cualquier cosa de arcoiris que uno se pudiera imaginar: bufandas, sombreros, playeras, labial, pines, maquillaje, collares hawaianos, banderas, diademas, globos, paraguas y sigue la lista.

La Lencha quería saludar a Haideé y estuvimos un rato frente al Ángel de la Independencia tratando de localizarla, hasta que por fin dimos con ella. Saludó a la Lencha, a quien ya conocía y a mí me abrazó aún sin saber quien era.


- Hola, mucho gusto. Soy la Chumina.
- ¿Quién?
- La Chumina.
- ¿Chumina? ¡¡¡Aaaaayyyy!!!

Haideé me abrazó más fuerte todavía. Le presenté a Ro y también la saludó con mucho gusto. De ahí volvimos de nuevo al punto de reunión porque habíamos quedado con Lesbicienta, Dico y Bebis, quienes misteriosamente todavía no llegaban.


Por fin pude llamar a Lesbi y me dijo que estaban a 20 minutos de ahí. Como no habíamos desayunado, la Lencha, Ro y yo nos encaminamos al Sanborns gay (Londres con Amberes). Ahí nos encontramos con B. una amiga de la Lencha. Desayunamos y conversamos y al ratito llegó Dino.


Dejamos a la Lencha con B. para que se pusieran al día y Ro, Dino y yo encaminamos de nuevo a Reforma. Entre el mar de gente, divisé a Lesbicienta y le empecé a hacer señales, rodeamos a una multitud y por fin llegamos a saludar a Lesbicienta, a Dico y a Bebis. Cuando Lesbi me saludó, aprovechó y me dijo al oído:


- ¿Qué pedo wey? ¿Ya volviste con Ro?
- Síiiii.


Estuvimos ahí un rato conversando y Lesbicienta nos mostró una foto de su novia (iiuuu). Al ratito llegó la Lencha y por fin estábamos las tres juntas. Por supuesto, nos tomaron la foto del recuerdo y vacilamos un rato.


Ya no recuerdo qué tenía que hacer la Lencha o a donde tenía que ir, así que se despidió de nosotras. Así que las demás empezamos a caminar para ver la marcha. Era toda una odisea porque teníamos que cuidar que no se nos perdiera nadie. Después de un rato, nos instalamos en un punto para ver pasar los carros.


Dino nos comentó que había quedado de verse con Abiku más adelante, así que Ro y yo nos ofrecimos para acompañarla. Nos despedimos de Lesbi, Dico y Bebis y quedamos de verlas en la noche, en la fiesta de Vitta. Caminamos hasta Insurgentes (me siento súper cool porque ahora ya me sé las calles jajaja) y ahí sonó el celular de Ro: era Anetucha.


Como estábamos a dos cuadras del punto de encuentro, Dino dijo que iba por Abiku y volvía. Nos quedamos ahí y al ratito llegó Anetucha con un amigo. Los saludamos y estuvimos conversando con ellos.


Ahí, de la nada, se nos acercó un monito muy gracioso, ofreciéndonos pulseritas. El tipito era de Querétaro y había viajado al D.F. con casi nada de lana sólo para poder ir a la marcha. Le compramos un par de pulseras, no porque nos diera lástima sino porque nos tenía muertos de la risa con sus ocurrencias.

Al rato llegaron Dino y Abiku, otra amiga a la que hacía años que no veía. La saludamos y toda la cosa. Al ratito se despidieron Anetucha y su amigo que ya tenían que regresarse. Nos quedamos un rato más viendo la marcha y luego le dije a Ro:


- ¿Qué te parece si nos vamos regresando? Ya caminamos un montón, en lo que llegamos vemos el resto del desfile y ya estamos cerca del hotel. Además está nublado, si llueve ya estamos a un paso.
- Va, me parece bien.

Empezamos a caminar de regreso, nos deteníamos de vez en cuando, tomábamos fotos de los carros y comentábamos cosas:


- ¡Mira, un tipo desnudo con globos!
- ¿Ya viste a la vieja toppless?
- Jajajaja, los viejitos en chones.
- Órale con las águilas.
- ¿Es tipo o es tipa?
- ¡Qué chingón esos que vienen brincando!


Por fin llegamos a nuestra calle y decidimos pasar a una tiendita para comprar refrescos y papitas. De pronto oímos un grito que venía de fuera, volteamos a ver y vimos que ya estaba lloviendo.

Salimos y pasaron otros dos gritando. Gritando mientras huían de la lluvia, qué cosa tan curiosa. Nos fuimos caminando pegaditas a los edificios para evitar la lluvia. La lluvia arreciaba cada vez más.

No sabíamos si esperar o cruzar la calle. Nos decidimos por lo segundo porque la otra calle estaba más tapada. Cuando cruzamos, el frío del agua nos hizo gritar a las dos (now it makes sense). Fuimos avanzando por pedacitos, cada vez mojándonos más. Llovía tan fuerte (dicen que hasta granizó) que estuvimos muy tentadas a tomar un taxi a dos cuadras del hotel, pero no lo hicimos.


Finalmente llegamos al hotel, a bañarnos y a vestirnos con ropita seca. Tuve que secar mis tennis con la secadora de pelo. Luego ya nos quedamos a gusto, vimos tele un rato, nos dimos besitos y esas cosas que hacen las novias cuando están solitas.

Al rato llegó el viejerío y todo mundo bañándose y arreglándose porque en la noche íbamos al bar de Vitta donde sería la fiesta de Lesméxico. Como se tardaron años, nosotras aprovechamos para salir a comer/cenar.

Entramos a un restaurante de arracheras y Ro y yo compartimos el plato. Estuvimos tan a gusto, comiendo y conversando. Me encantó sentir esa sincronía que hay entre las dos a la hora de comer, como si el tiempo no hubiera pasado y siguiéramos siendo la misma pareja de siempre.


Por fin salimos y nos encontramos con las demás lenchas.

- Bueno, ¿dónde es la fiesta?
- ¿Que tú no traes el volante?
- No, se mojó.
- ¿Y tú?
- No, es que me dieron muchos y los tiré todos.
- ¿Y tú?
- No.
- ¿Alguien?
- No.

Eramos 7 lenchas y ninguna tenía el volante, ni la dirección del lugar. Todas le queríamos caer a la Lencha porque ella era la amiga en común y la organizadora no oficial del viaje. Después de todo, ella fue la que nos convocó y animó para ir a la marcha.


Una de las lenchas se me acercó y me dijo:


- Wey, el próximo año lo organizamos tú y yo.
- Sí, sí, ahuevo.


Todas las lenchas le hablaban a la Lencha al mismo tiempo y ella brincaba de un tema a otro.

- Creo que tiene déficit de atención.
- O no tiene memoria a corto plazo.
- Es como la pescecita de buscando a Nemo, ¿cómo se llamaba?
- ¡Dory!
- Sí, ahuevo, es como Dory.

Lenchas haciendo coro:

- ¡Nadaremos, nadaremos!

Después de reírmos un rato a las costillas de la Lencha, decidí tomar acciones. Tomé el celular y le llamé a Lesbicienta, para que pusiera a Dico al teléfono. Cuando tuve a Dico en la línea, le pasé a Dino para que chilanga con chilanga se entendieran.


Pedimos taxi, bueno dos, porque no cabíamos en uno y nos fuimos a la fiesta. Las primeras llegaron en chinga, nosotras tardamos más porque nuestro taxista estaba medio perdido.


Llegamos y a saludar a viejas conocidas a las que nos dio mucho gusto ver: Vitta, Angie, Mond, Mezcalito, Bombón, Alpha, Didi, China Monic (que está irreconocible), Poesía, Moro y más tarde llegarían Lesbicienta, Dico y Bebis.


Las lenchas, como buenas lenchas, comenzaron a pedir sus caguamas y a brindar. La música comenzó y no tardaron en pararse a bailar. Había varias buenas parejas que se lucieron en la pista.

Yo la verdad no soy de bailar, es más, ni siquiera soy de andar de antro. Sí puedo ir alguna vez, pero me cuesta sentirme cómoda. Pero Ro me sonreía, me hacía caras y me sacó a bailar. Me sentía un poco torpe, pero cuando veía su sonrisa, se me olvidaba todo. Me hizo girar de aquí para allá, me enseñó un par de pasos, nos reíamos, nos besábamos y nos divertimos mucho. Fue algo muy padre, nunca me había sentido tan cómoda en un antro.

Después de toda la onda de canciones cumbiancheras, por fin pusieron algo de pop y yo hasta salté de gusto porque ya estaba bailando algo que podía cantar. Todo el lencherío estaba bailando y el bar tenía algo que las atraía irresistiblemente: un tubo. Cada tanto, las lenchas pasaban y se daban su vueltecita para demostrar sus dotes artístico-eróticas.


Me encantó poder besarme con Ro cada vez que se nos antojaba. Había momentos en los que sentía que todo desaparecía y sólo estábamos ella y yo. Claro, de vez en cuando alguna lencha nos traía de vuelta a la realidad y nos vacilaba.


Al rato se nos acercó Odalisca -antes conocida como la Maestra de Baile- que puso a Dino a girar como trompo. Odalisca ya medio peda, estuvo un buen rato platicando con nosotras, dándonos sus impresiones de la marcha. "Es que wey, fue increíble la sensación, ver a toda esa gente tan feliz, tan orgullosa. Es como decir: Aquí estoy, ¡existo!"

El alcohol ya había hecho de las suyas con Odalisca porque oímos eso de "Aquí estoy, ¡existo!" como unas 30 veces jeje. Luego la Chein, igual bien peda, se acercó a mí a contarme toda su historia. Fuera de bromas, ¡cómo le agarramos cariño a Odalisca y a Chein! De no conocerlas en lo absoluto, en un fin de semana se volvieron súper cercanas a nosotras.


En la categoría de lenchas que ya conocíamos pero no tanto, Dino y Frifo se ganaron un lugar en nuestro corazón. A Dino ya le queremos buscar novia por cierto, es una niña súper amable y súper leal, con un corazonzote. Con la Frifo nos tocó conversar en privado y nos contó su historia. Fue increíble ver cuántas cosas habían en común con la nuestra, nos sentimos muy identificadas con su situación. Por cierto que a la Frifo no la volvimos a ver porque se fue con unas amigas y ya no tuvimos chance de despedirnos.


Después de la fiesta, volvimos a la Zona Rosa. Las méndigas lenchas todavía querían antrear pero Ro y yo, ya pedíamos esquina. Por supuesto, ellas no nos creían nada "Sí, sí, vayan y aprovechen su última noche juntas".


Llegamos al hotel y sí queríamos aprovechar nuestra última noche juntas, pero la verdad es que estábamos tan cansadas que casi enseguida nos quedamos dormidas.

El domingo nos paramos y a recoger todo y empacar. Las 5 que quedamos (jajaja fuimos perdiendo lenchas en el camino) bajamos a desayunar al restaurante del hotel. Platicamos súper a gusto:

- Hay que volver el próximo año.
- Hay que ir a Monterrey, allá hay un antro súper padre.
- Viajemos a tal lado.
- Hagamos un negocio de lenchas.
- La próxima vez con todo y trailer.

Subimos de vuelta al hotel, terminamos de empacar y bajamos para hacer el check out. Bajamos la Lencha, Ro y yo y nos quedamos en el lobby esperando a Chein y a Odalisca. Nosotras estábamos sentaditas juntas conversando. De pronto Ro se empieza a reír. Volteo a ver y la Lencha ya estaba de gañana con la recepcionista, que como nota cultural, estaba de muy buen ver:


- ¿Y este hotel... es gayfriendly?
- Ji ji ji (apenada) no.
- ¿Segura? Porque asu madre, parecía desfile en nuestro piso.
- Es un hotel para todo tipo de gente.


Llegaron Chein y Odalisca y luego luego olieron carne fresca y se acercaron a la recepción.


- Pues como bajaba gente disfrazada, con sus plumas y sus alas.
- ¿Segura que no es gay friendly?
- No, es un hotel para todo tipo de gente.
- ¿Y les sorprendió ver a toda la gente disfrazada?
- Sí, nosotros no sabíamos que tenían su carnaval. Y había gente que se registró como Juan Pérez y cuando salía del elevador ya era Juana.


Ro y yo no podíamos dejarnos de reír de las tres lenchas merodeando a la recepcionista que estaba toda ruborizada.


Chein le comentó que había dejado una maleta en su habitación (una maleta enorme que arrastraron por todo el metro) y que la había cambiado por una nueva. La Chein como pavorreal en ritual de apareamiento, asentó la maleta en el piso, le puso un pie encima en actitud conquistadora y enseguida le tomamos fotos.


Todavía nos quedaba un rato en la ciudad, así que pedimos que nos guardaran las maletas. Nos despedimos de la recepcionista ruborizada, le dimos las gracias por todo y nos encaminamos a la Zona Rosa.


Estuvimos chachareando en una tienda de productos arcoiris, hasta que ya le dije a Ro que nos fuéramos al 12:30 porque ya eran las 2. El lugar estaba cerrado y yo no tenía mi playera de MOL porque la mía se había mojado en la marcha. La Lencha tenía la suya pero estaba buscando un libro en otro lado.


Ro me pidió chance de ir a comprar tiempo aire y en eso se me acerca una chava con ojos de borreguito y me dice:


- Creo que te conozco.
- ¿Ah sí?
- Sí.
- ¿De dónde eres?
- De Mérida...
- Yo soy de Zacatecas.
- ¿Sio? ¡Sioooo!


La pinche Sio, me había dicho el jueves que no sabía si iba al D.F. Resultó que siempre sí, que habían llegado Lia, Gio y ella (el Club de las Empanadas) al 12:30 y no vieron a nadie, pero se fueron al Starbucks de la esquina para estar pendientes por si alguien llegaba.


Le presenté a Ro y nos encaminamos al Starbucks donde saludamos a Lia y a Gio. Ro sacó la cámara y les mostró fotos de la marcha. Al rato llegaron Chein y Odalisca, a las que presentamos, y de último llegó la Lencha que estaba encantada de la vida con las Empanadas. Como ella tenía programado su viaje temprano, se despidió de todas y a cada una de las Empanadas les dio una galletita de recuerdo.


Chein y Odalisca igual se despidieron, así que quedamos sólo Ro y yo con las Empanadas. Nos pusimos de acuerdo y nos fuimos a comer a un lugar. Estábamos ahí sentadas conversando súper a gusto. A veces Ro y yo nos decíamos algo y volteaba a ver y las tres estaban mirándonos fijamente, lo cual me daba mucha gracia. No nos salvamos de los "Aaaay qué lindaaas" y a Ro por supuesto, le hicieron varias preguntas.


Se me hizo muy curioso porque yo soy la que escribe, pero ella es definitivamente la que es buena para hablar.


Las Empanadas, súper amables se ofrecieron a acompañarnos al aeropuerto y luego a llevar a Ro a la terminal de autobuses.


Terminamos de comer y fuimos al hotel por las maletas. Ro ya empezaba a ir con la carita larga.


- ¿Qué tienes mi amor?
- Es que no ya te vas a ir...
- ¿Y estás triste?
- Sí...
- Yo estoy contenta por todas las cosas buenas que pasaron en este viaje. No estés triste, piensa en que ya estamos juntas.


Volvimos a la Zona Rosa y dinos una vuelta, nos tomamos un helado y nos encaminamos para el aeropuerto. Empezó a lloviznar, a Ro y a mí nos tocó andar por metrobús por primera vez.


Por cierto que las Empanadas, al ver mi notable falta de condición física, se ofrecieron a cargar mi mochila. Se la rotaron entre todas, pero la que verdaderamente me sorprendió fue Gio, tiene una fuerza y una resistencia tremendas.


En una de las estaciones, pasaron Sio, Lía y Ro y la tarjeta de Gio se acabó y ella y yo quedamos del otro lado. Las Empanadas nos tomaron unas fotos increíbles en donde se veía como Ro y yo estirábamos los brazos para estar juntas y luego como nos reencontrábamos. Desafortunadamente, esas y otras fotos se perdieron en una reseteada involuntaria de la cámara.


Pasamos al metro por varias estaciones. Nos tocó el Pabellón de la Ciencia con la Bóveda Celeste que se ve súper padre.


Llegamos al aeropuerto y ahí me informaron que tenía que ir a la terminal 2 para tomar mi vuelo. Nos fuimos en un camioncito, la terminal 2 es un edificio que se ve increíble, especialmente de noche.


Chequé lo de mi vuelo y tenía media hora antes de ir a mi sala. Nos sentamos y Ro ya no podía disimular su tristeza. Estuvimos así abrazadas un buen rato, platicando, pensando en una fecha para poder volvernos a ver.


- Te amo, me cuesta mucho despedirme de ti.


Volteaba a ver y las Empanadas también estaban sentaditas con sus caritas tristes.


Dio la hora, nos acercamos a la puerta. Abracé a Sio, a Lía y a Gio. Cada una me dijo cosas súper lindas. Sio dijo que ahora era fan de Ro. Les agradecí mucho todo lo que hicieron por nosotras. Yo había estado muy tranquila, pero cuando Ro me abrazó me solté a llorar.


Me consoló, nos dimos un pequeño beso, intercambiamos un "te amo" y nos fuimos de la mano. Entregué mis papeles y nos dijimos adiós una vez más. Pasé la puerta y dejé de verla.


Me acerqué a la banda y me dijeron que tenía que agarrar uno de los contenedores para poner mis objetos personales. Los contenedores estaban prácticamente junto a la puerta. Regresé y no me aguanté: me asomé por la puerta y vi a las cuatro abrazadas caminando de espaldas.


Sin pensarlo, grité: "¡¡¡Soooopeeee!!!". No sé por qué, en lugar de gritar su nombre, lo que me salió del alma fue decirle su apodo.


Ro volteó y corrió feliz hacía mí. Se arrojó a mis brazos y nos quedamos ahí.


- Creí que ya no iba a volver a verte.
- Aquí estoy contigo.


Nos dimos un último besito y me fui, esta vez más tranquila, despidiendo a lo lejos a las Empanadas, pidiéndoles que me cuiden a Ro.


Pasé mi maleta por la banda y comencé a buscar mi sala. Caminé y caminé. De pronto, sonó mi celular con un número desconocido.


- ¿Bueno?
- Soy yo mi amor, se me olvidó darte la bendición.
- Pues dámela por teléfono, corazón. ¿Creíste que ya no me ibas a ver?
- Sí, ya iba con las Empanadas consolándome cuando de pronto oí tu voz.
- No sé porqué te grité "Sope" jajaja. En lugar de que te dijera algo bonito...
- Estuvo bien así mi amor. Cuídate mucho, vete con cuidado.
- Sí, claro que sí.
- Mándame un mensajito cuando llegues.
- Tú también.
- Te amo.
- Y yo te amo a ti.


Colgamos y por fin llegué a mi sala, que resultó estar en el culo de la terminal 2. Fui casi la última en abordar. Guardé mi mochila, me senté y respiré profundo.


El avión despegó. El viaje había terminado.

11 comentarios:

  1. Protestoooooo ya escribiré mi veldad

    ResponderBorrar
  2. Wow! Que emocionante...
    Y toda esa historia me recuerda algunos pasajes de mi vida... Me hiciste sonreir Chumina!
    Y pues que más puedo decirte, mas que esta historia me tiene atada... Eso es amor y no chingaderas mujer!!!
    Felicidades a Tí por que todo ha sido bueno después de tantas cosas.. Y porque su amor a superado al tiempo, a la distancia y a las circunstancias :D
    Yyyy espero "la veldá" de La Lencha, esto se comienza a poner interesante!
    Saludos MOL!!!

    ResponderBorrar
  3. Hay al final casi lloro... pero espero muy pronto se vuelvan a ver y tienes mucha razon, hay que estar feliz por todo lo que vivieron...claro llega la tristeza pero se que cuando dos personas se aman juntas deben estar...

    ResponderBorrar
  4. Aw que linda historia de amor! la he seguido completita...!

    Me imagino lo díficil que debe ser para las dos despedirse...

    Me alegro mucho que estén juntas de nuevo, espero que la relación crezca y dure por mucho tiempo más!

    Un abrazo

    ResponderBorrar
  5. uy me hiciste recordar tantas cosas es horribleee despedirse de alguien que amas sin saber cuando se volveran a ver .... pero vale la pena mil veces pasar por eso...suerte que a mi caracola y a mi nos fue super bien y ya estamos viviendo juntas aunk ella tuvo que dejar su pais realmente verla cada dia hace k todo valga no?

    ResponderBorrar
  6. Anónimo4:01 p.m.

    orale!! la verdad estuvo fantastica creo k a muchas de nosotras no acs recordar tantas cosas de cuando tienes un amor a distancia!!!
    m estan haciendo adicta a leer su pagina en lo que trabajo!!!
    pero m encanta por k comienzo mi dia laboral sonriendo!!
    graxx!!
    °°YeSsI°°

    ResponderBorrar
  7. AY! La historia de Ro y Chumina es una de las mejores que he conocido...

    Me encanta saber que están juntas otra vez!!! =)

    Un gran saludo y beso enorme para ambas!

    ResponderBorrar
  8. F E L I C I D A D E S.


    LA VERDAD UN GUSTO ENORME PODER LERLAS Y MAS AUN CON ESTA HISTORIA TAN HERMOSA, DE VERDAD ME GUSTO.

    KE DIOS LAS BENDIGA A TODAS.

    HASTA PRONTO.

    ResponderBorrar
  9. Pues me unire al club de fans!! me da gusto q esten juntas y al igual q bereri, casi lloro al final :D y pa cuando se ven de nuevo??

    ResponderBorrar
  10. awwww... como que me dieron ganitas de llorar

    Felicidades!!

    ResponderBorrar
  11. Anónimo7:11 p.m.

    Que bonita historia, la verdad la gusto escuchar que gente se quiera asi...

    Una pregunta quien es la que es de zacatecas????

    ResponderBorrar

¡Buga la que no comente!