Visita a la sex shop

Ayer fui a una sex shop en busca de varios regalitos para mi amiga que se va a casar. Ya le había prometido yo su kit lunamielero, así que había que ir en su búsqueda.

Para empezar, no importa cuán open mind pueda ser, ni como lo racionalice: cuando entro a una sex shop me apeno muchísimo. Para evitar ir de entrada por salida, le pedí a la Goma que me diera apoyo moral y que me acompañara a una tienda que ella ya conocía y que está muy surtida.

Entramos y la chingada luz súper blanca para asegurarte de que tu quemada social no se quede a medio camino. Si alguien te va a ver en una sex shop, que te vea bien! Si ya fuiste lo suficientemente pervertida para entrar, ahora te chingas con esas barras de luz fosforescente.

Recorrimos el lugar poco a poco, yendo de sección en sección: lencería, juegos, anal, punto G, lubricantes, películas, libros, etc. Yo trataba de ir en silencio y con mucha discreción, pero la Goma no podía evitar hacer comentarios con cada novedad: "¡No mames, éste está enooorme!", "¿Te imaginas usando esta pendejada?", "No, no, no, no, esta madre te la pones y se siente así calientito".

Yo por supuesto, quería enterrar la cabeza en la tierra, pero hasta eso, me daba pena admitir que tenía pena y trataba de poner cara de "ajá, equis, sí, cómo no". La chingada Goma, como acababa de despertar, estaba como si nada. En una de esas hasta prendió un vibrador y me lo acercaba al brazo:

- Mira éste Chumis, está chingón...
- Quí-ta-me-lo.
- Jejeje, ¿qué tiene?

Y como no podía pensar, pues igual me dio un chingo de trabajo escoger qué me iba a llevar. Por un lado quería hacer preguntas, pero por otro traía el rebozo demasiado grande para disipar mis dudas con el chavo del mostrador.

Quería comprar un lubricante bonito y algunos condones chistosos, pero finalmente en el mostrador habían unas gift bags súper lindas con lubricante de sabor, chocolate untable para el cuerpo, condón fosforescente y anillo vibrador.

Mi misión estaba cumplida. Pagué, tomé mi rebozo y salí de ahí diciéndole a la Goma: "Ya no te vuelvo a sacar a pasear".