Milk: súper recomendación

Por fin llegó a Mérida, la película de Milk y yo me moría de ganas de ir a verla. Era domingo, mis papás estaban puestos para ir al cine -y pagarme el boleto-, así que nos lanzamos a verla.

Yo la verdad, no pensé que mi papá tuviera interés en la película, pero eso de que ganó dos oscares sí le ayudó.

Ahora, tengo que comentar que no me encantó abrir el periódico y ver una película de estreno sólo con dos horarios en cada complejo de cine. "Como que lo gay no ha de jalar en Mérida" habrán de pensar los distribuidores. Y bueno sí, sí es ciudad mocha.

Comienza la película y luego luego el Sean Penn se liga a un bombón y... ¡Zópatas! ¡Que le da un beso! Yo nerviosa volteando a ver a mis papás: ¿Qué tal que se ofendían y querían salirse del cine luego luego? ¿Qué tal que mi papá dijera algún chistecillo burlón y un chavo gay le aventara un zapato?

Pero no. No pasó nada.

En mi interior deseaba ver a Harvey Milk como un mártir hecho y derecho, que fuera súper íntegro, pero en su lugar nos encontramos con un personaje tridimensional: con mucha pasión, una gran visión estratégica, logros encomiables y por supuesto, defectos -el más grande, Diego Luna* de novio pendejo-.

Me muero de ganas de contar toda la película, pero me voy a aguantar porque TIENEN QUE VERLA.

Súper memorable la escena cuando la lesbiana se une a su equipo de campaña, me reí un montón y me dio gusto que la vieja fuera tan chingona.

Increíble cuando habla de dar esperanza a los jóvenes. Y lo chingón es que uno entiende cómo empezaron las marchas gays, las valora y entiende la importancia de salir del clóset y ser visible.

Salí súper inspirada y súper contenta. Todo mundo debería de ir a ver esa película. Ver con qué argumentos discriminaban a los homosexuales a finales de los 70s ayuda a ver lo ilógico que es el rechazo.

¿Qué fue lo más chingón? Que a mis papás les gustó :) Sigo avanzando en su educación lenchística.

*Pido una disculpa a sus fans, pero el personaje como que no cae bien.